Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en https://kiaramkjq259986.luwebs.com/39301618/la-cámara-captó-el-cabezazo-de-zidane-y-cambió-todo